Cuando a Nadie le Interesa mi Pobreza


Niño en la extrema Pobreza

Escribe: Jesús Mojo López

Hoy en día. Ya los seres humanos no respetan nada. En tiempos pasados, la verdad, la honradez, la virtud, y la ley simbolizaban el triunfo de los hombres sobre la inmoralidad. La perfección encarnaba el ideal a alcanzar. Hoy no. La corrupción esta consumiendo la vida de los latinoamericanos, y los pervierte y los corroe hasta la saciedad; Latinoamérica se esta volviendo una ínsula corrupta, donde la ley no representa nada, la única ley es la corrupción. La corrupción esta mimando la conciencia de los hombres latinoamericanos. La verdad, la honradez, la ley se desvaneces de nuestras vidas.
Cuándo será el día en que se premie la corrupción, se aborrezca la honestidad,  se castigue el trabajo, se adore la traición. La pobreza se eleva a ritmo de vértigo, y los pobres mueren reduciendo con su muerte los altos índices de pobreza; mueren viejos y niños en hospitales reduciendo con su muerte la densidad poblacional. La economía de libre mercado arrasa las economías comunitarias, las entidades financieras engañan prestando dinero a los pobres  a elevadísimos  intereses, este no sirve para el progreso sino para sumirlos aun mas en la miseria. La pobreza huye de los ricos, la miseria y el hambre se acuesta con los pobres, cada atardecer los jóvenes perdemos las esperanzas de ser mejores, en un mundo que día a día fabrica la desigualdad  de los seres humanos.
Nuestra pobreza aborrece a los gobernantes, nuestra torpeza y nuestra ingenuidad es aprovechada por los hábiles políticos. Sabemos bien que los pobres tenemos el derecho a vivir silenciados y no quejarse de nuestra miserable condición. La vida en Latinoamérica es imposible, ya no se puede vivir agonizando, viviendo de migajas que nos tiran los inversionistas en nombre de una democracia que no conocemos o que nunca nos mostro su rostro verdadero. Se nos maltrata en nombre del orden, se nos persigue en nombre de la seguridad social; nadie es capaz de vivir acosado todo el tiempo; las condiciones de vida han empeorado, los productos básicos cuestan más y nuestros sueldos fueron reducidos al máximo aunque sigamos ganando lo mismo. El dinero que se ganamos en el trabajo no solventa nuestras necesidades básicas; no se puede seguir viviendo en las miserables condiciones que se nos ofrece.
El analfabetismo crece como el vaho que sube al cielo, la educación maestra del analfabetismo latinoamericano, consume el cerebro de los niños con cursilería que nadie quiere aprender; en las escuelas rurales la holgazanería de los maestros estimula el analfabetismo; la pobreza rural alcanza las nubes, el analfabetismo génesis de la pobreza se empotra sigilosamente en todo lugar, la pobreza busca territorio en Latinoamérica.
Nuestra nación, nuestra triste nación, todos huyen avergonzados de las miserables condiciones de sus hombres, todos miman de sus tierras, todos se engrandecen de su pasado Inca, todos los peruanos nos sentimos orgullosos de aquel gran Tawantinsuyo, pero nadie se siente orgulloso de los descendientes de aquellos hombres que construyeron maravillas que hoy se admira, los indios, aquella raza humana. En el Perú, de cada dos peruanos, uno es indio, y el otro lleva en sus entrañas sangre india. Nuestra constitución en su Art. 48 dice que el quechua es un idioma oficial tan oficial como el castellano, la constitución lo dice, si embargo la realidad es sorda. El estado trata  mal a los ciudadanos, el castellano es el idioma que se enseña en las escuelas y es el idioma que hablan los policías, los fiscales, los jueces, los funcionarios públicos. El castellano y el ingles son el idioma oficial de la televisión y otros medios de comunicación. Hoy en día, el idioma no es sinónimo de identidad sino de una verdadera maldición. La pobreza ataca a los indios, no quiere la cobardía de los estadistas desaparecer el hambre que sufren los niños, y no quiere la ineptitud alfabetizar a los jóvenes.
Parece que ya no hay mas revoluciones en un mundo aparentemente ordenado y democrático en donde se alaba la seguridad social. Las revoluciones parecen pasar a los museos de historia, ni parece haber un pequeño espacio para la izquierda, a excepción para la izquierda arrepentida y corroída que acepta sentarse regalonamente al lado de  los inversionistas, en este siglo todos estamos invitados a asistir al entierro del socialismo, y también todos estamos invitados a asistir al renacer del neoliberalismo, sin embargo el cortejo fúnebre del socialismo dice que abarca a toda la humanidad. ¿Sera cierto? ¿Los pobres asistirán a este entierro? ¿Los hombres consientes que aman la igualdad y el bien común de los hombres,  serán capaces de asistir? En verdad, yo confieso que no me lo creo. Este funeral lo ha inventado el capitalismo o sencillamente se ha equivocado de muerto.
Para nosotros, desde nuestra miserable condición, el capitalismo no es un sueño, sino una desgracia que no queremos. Nuestro anhelo no es privatizar el estado, sino mas bien desprivatizarlo y volverlo social y en el que todos puedan tener una posibilidad para lograr sus anhelos. El libre mercado para nosotros no es más que una nave de forajidos ladrones, cuanto mas libre peor. El mercado externo en nombre de la exportación no roba, el mercado internacional en nombre de la importación nos vende cada vez más caro y no compra cada vez mas barato. El mercado financiero nos presta el dinero que nosotros mismos producimos, nos paga cada vez menos y nos cobra cada vez más.  
El Perú es un país que tiene precios europeos y salarios africanos. La vida es imposible en este país, el costo de vivir aquí sube y sube, y el verdadero valor de la vida baja y baja.
No quiere el rico abandonar su condición, y el pobre lucha por arribar a elevadas condiciones de vida. Creemos firmemente que se nos quiere seguir burlando en nombre de todas las cosas que no queremos, el libre mercado es un engaño de los inversionistas, la manipulación del estado no debe de sobrepasar la paciencia de los ciudadanos, la pobreza no bebiera ser tocada como un tema eventual ni debe esperarse a que los pobres se mueran hambrientos para ver si así las estadísticas nos revelan datos agradables. 
La salud, la educación, el trabajo no deben de ser caridad del estado, sino más bien un derecho primordial de los ciudadanos, se quiere construir un país de los justo y de lo equitativo, no nos queda otro camino, nuestras vidas no valen nada, la paciencia de los hombres no espera consuelos cariñosos. El trabajo  se ha convertido en una acción inhumana, sus condiciones se agravan, la rebeldía vale el despido; hay niños que aprenden  a sumar y restar para ser cobradores y  dar el vuelto, hay niñas que venden la virginidad, hay hombres que cobran sueldos exuberantes por trabajar contados días al mes, hay mujeres que venden conciencia e inocencia; las ansias del dinero sobrepasa lo correcto y lo humano, el trabajo sigue siendo la fuente de la esclavitud, hoy los esclavos son los miles de trabajadores de las empresas, esa esclavitud moderna se viste de salarios y libertad, la libertad oprime, el irrisorio salario empobrece; el poder económico se monopoliza en todos los países de Latinoamérica, sin embargo las personas compiten en lo que se puede, a ver quien ofrece mas a cambio de menos; el estado gobierna la venta de todo el país, ofrece todo lo que puede, esta en venta los bosques, los andes, los ríos, lagos; mar y tierra en oferta.
De cada diez latinoamericanos, cuatro son pobres o viven en miserables condiciones, su vida esta lanzada a vivir franqueando el hambre y la falta de trabajo; el latinoamericano como el peruano esta condenado a vivir exiliado dentro de su propio país. Mario Vargas Llosa decía que para salvar a los indios de su horrenda condición “No hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria  Hoy esa modernización simboliza sacarlos de sus albergues comunitarios y lanzarlos a las ciudades a trabajar a cambio de  mano de obra barata, donde cambian de idioma, vestimenta, finalmente terminan siendo mendigos, borrachos o putas de burdel. Esa es la realidad. El trabajo es la esencia de la vida y el origen de las buenas condiciones de vida, el mecanismo de su acción cumple un rol fundamental en la sociedad, pero cuando esta se desvaría convierte a los hombres en egoístas, fraudulentos y avaros; el trabajo no es una misericordia sino un derecho humano.

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