Escribe: Jesús Mojo López
Seguramente todos estarían emocionados por escuchar a un Vargas Llosa triunfante, y cada uno de los peruanos se sentirían orgullosos de ser peruanos; yo también me sentí así, cuando apenas a las 7 de la mañana me enteré del premio Nobel que había ganado, salte de emoción y me salí de clases dejando abandonado al profesor que acababa de llegar; desde ese momento, estoy seguro, la siempre aterrizante autoestima de los peruanos, ha alzado vuelo un poco más alto que antes; Vargas Llosa entonces ya nos mostraba su gran egocentrismo, en su primera conferencia brindada después de enterado de su premio, anunciando que «Yo soy el Perú», anulando a los millones de peruanos, pero en cambio los peruanos saltamos de alegría y explotamos en lágrimas de emoción, de esta manera mostraba su siempre soberbia imperceptible; Él no podría ser el Perú, sino más bien un peruano, pero en cambio bien podría haber dicho: «Este premio es del Perú» o «Yo represento al Perú» o «Yo soy del Perú», pero no mostrarse y adentrarse en el mismo a todo un país, como si él fuera la representación de todo lo que existe en este país de Todas las Sangres. En esta pequeña frase errada nos muestra su siempre ideología individualista.
Considero desde mi punto de vista que Vargas Llosa es un hombre sin convicciones, debido a que el mismo se considera un hombre alejado de su juventud izquierdista, para fundirse en la ególatra, rasera e individualista derecha; personalmente no me presiento todavía un hombre de izquierda, pero sin embargo creo firmemente que en los espacios de la izquierda se encuentra la levadura que amasara los problemas esenciales del país.
Todos esperaban con ansias el discurso de aceptación del Premio Nobel ante la Academia Sueca. Después del discurso, todos concordaban que ese discurso fue brillante por su declaración de principios y valores democráticos, también se decía que fue una emotiva defensa de la libertad y los derechos humanos; Para mí su discurso «Elogio de la lectura y la ficción» fue una emotiva defensa a favor de la explotación en nombre de la libertad y los derechos humanos, anulando la esencia del peruanismo, consintiendo los sentimientos racistas. He escuchado el discurso de Vargas Llosa, y en ella descubrí algunas incoherencias y algunos sentimientos encontrados con el Perú, y esos egos de famoso que lo hace el amo del Perú. Desde ese momento no me había afanado en volver a escucharlo, hasta cuando hace algunos días llego a mis manos una versión impresa del discurso y empecé analizarlo con un espíritu crítico.
Verdaderamente nadie se hubiera imaginado a un Vargas Llosa insultando públicamente a las ideologías provincianas, desmereciendo al nacionalismo invirtiéndolo ese amor por el Perú, como patriotismo, alagando a las los inversionistas en nombre de la libertad y el mercado, cuando justamente estos últimos son la causa de la frágil economía peruana; defendiendo la democracia liberal, sosteniendo que esa forma de fanatismo mas bien, es el mal menor para salvar a los hombres, sin duda no le creo nada a nuestro Nobel peruano, creo más bien que él está infectado por ese fanatismo que lanza constantemente contra otras formas de pensamiento, sin consentirlo, en cambio más bien queriendo desaparecerlos del panorama. Él piensa que los fanáticos de la ideología nos quitan la libertad que soñamos tener mediante las novelas; no debemos confundir la libertad de pensar con la libertad de proceder que él constantemente confunde; cualquiera puede tener la libertad de indagar esos otros mundos que no conocemos a través de la imaginación, debido a la la libertad de pensarlo le esta adherido a cada persona.
El resquebrajamiento de sus convicciones se nota cuando afirma cobarde y fracasadamente que: «En mi juventud, como muchos escritores de mi generación, fui marxista y creí que el socialismo sería el remedio para la explotación y las injusticias sociales que arreciaban en mi país» luego sin mayor reparo trasciende al pensamiento liberal sencillamente porque el pensamiento marxista había fallado en algunos de sus procedimientos, sin antes meditar por su corrección en ello; sinceramente conozco personas que mueren por el ideal que contrajeron y nunca cambiaron de ropaje prostibulariamente. Me sobresalta enormemente que afirme que la literatura sea el único medio en que se pueda concebir la plena libertad de soñar y anhelar; la literatura no eclipsa las fronteras como dice Vargas Llosa sino mas bien reafirma esas fronteras entre lo conocido y lo no conocido por el hombre, y no es posible que su sentencia de la división de fronteras se deba a las ideologías, las religiones y las estupidez, sino mas bien estas ultima han servido de frontera entre los pobres y los ricos, a diferencia de los hombres y las mujeres, y la ideología democrática liberal ha enaltecido siempre que la libertad puede ser el camino para la indivisión de los hombre lo cual reafirma el sentido unilateral que concibe Vargas Llosa a los hombres. La ideología es el sentido libre que tiene una persona, y su religión es también su libre determinación, pero estas a pesar de a veces ser perversas y sanguinarias, conciben una manera de pensar y sentir de la realidad por parte de un individuo.
Vargas Llosa piensa que pensar de una manera distinta a la suya es fanatismo y pura ridiculización, sin pensar más bien que la manera de pensar suya es distinta a la otra forma de pensar, no es fanatismo matar para tratar de ganar el paraíso, sino más bien una forma de proceder distinta a la suya.
Por otro lado la literatura no es un lenguaje universal como el trata de hacer creernos, la literatura diferencia a los hombres, mediante ella descubrimos a otros, otros hombre que no pensamos que existían, en ella descubrimos otros sueños y otros anhelos, la literatura por más que aparente ser libertadora de los sueños y las ideas es más bien limitadora a su poca capacidad universalizadora, el lenguaje universal lo crean las distintas formas de asociación de artes y dentro de ellas se encuentra la literatura. Entonces no es la literatura sola una expresión universal sino más bien una parte de los que hacen una expresión universal.
Vargas Llosa piensa que Bolivia y Nicaragua son seudodemocracias, populistas y payasas, sin pensar más bien en estos pueblos hay esfuerzos por reformar el estado incluyendo en ello a las millones de gentes olvidadas que también son parte de esos países, cosa que no se pretende hacer ni en nuestro propio país.
En los siguientes párrafos encuentro un trozo del discurso verdaderamente indignante, nos hace creer sin escrúpulos que el planeta es su casa y puede vivir y trabajar donde mejor le parezca, y más aun sobresalta su ego colosal y afirma que casi se siente el dueño del planeta; y es en esta mismo párrafo donde por poco niega su nacionalidad, desmereciendo al Perú, haciéndanos crees que no importa donde uno haya nacido, como si fuera un suceso normal y sin importancia, y por poco volvería a decir que nació en el Perú por accidente. Más adelante califica a sus más radicales críticos como empequeñecidos, siendo ante él insignificantes.
La justificación para alguien que ha contraído otra nacionalidad es esta: « Jamás he sentido la menor incompatibilidad entre ser peruano y tener un pasaporte español porque siempre he sentido que España y el Perú son el anverso y el reverso de una misma cosa, y no sólo en mi pequeña persona, también en realidades esenciales como la historia, la lengua y la cultura.». Pueda que tenga algo de realidad y un poco de ficción, si bien hoy somos lo que España nos trajo, no puede eso sobreponerse sobre la peruanidad. La historia la hicimos nosotros y los millones de indios que somos y aun existimos. La cultura nosotras la estamos creando y amasando con nuestras frustraciones y triunfos y la estamos adecuando, si bien fue un pequeño apoyo la cultura occidental, no se puede afirmar que España y Perú sean la misma cosa.
El nacionalismo no es una plaga incurable dentro del mundo moderno, como afirma severamente Vargas Llosa, sino más bien una expresión del sentimiento nacional que nace en cada hombre por su propio país, el nacionalismo no es religión provinciana es más bien una forma de aportar ideología para entender el Perú, creo que esto es lo me sobresalta de todo el discurso: «Detesto toda forma de nacionalismo, ideología –o, más bien, religión– provinciana, de corto vuelo, excluyente, que recorta el horizonte intelectual y disimula en su seno prejuicios étnicos y racistas, pues convierte en valor supremo, en privilegio moral y ontológico, la circunstancia fortuita del lugar de nacimiento. Junto con la religión, el nacionalismo ha sido la causa de las peores carnicerías de la historia, como las de las dos guerras mundiales y la sangría actual del Medio Oriente. » Todo esta parte del discurso es un insulto a los provincianos que pensamos de manera distinta a él, que bajo y lastimoso que un intelectual como Vargas Llosa pueda descargar toda su cólera contra todos aquellos que piensan de una manera distinta a la suya. El siglo XX fue de provincianos, y fueron los provincianos que revolucionaron la manera de pensar y hacer en el Perú, claros ejemplo son Mariategui, Haya de la Torre, Basadre, Valcarcel, todos fueron provincianos.
Lo que si de todo me causo emoción, como a todos, es ese elogio indecible hacia la prima y esposa Patricia Llosa: « El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años y que todavía soporta las manías, neurosis y rabietas que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico y no hubieran nacido Álvaro, Gonzalo, Morgana ni los seis nietos que nos prolongan y alegran la existencia. Ella hace todo y todo lo hace bien. Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que, hasta cuándo cree que me riñe, me hace el mejor de los elogios: “Mario, para lo único que tú sirves es para escribir». Creo que esta parte del discurso fue emotivo y todos los que escuchamos concordamos que fue lo mejor que un hombre puede dedicarle a la mujer que ama, ¿Quién no se ha emocionado impúdicamente cuando Vargas Llosa declaró ese febril agradecimiento a la mujer que ama en esa forma tan enternecedora, cono esas palabras que en cualquier bípedo insensible solo hubieran sido cursilería y ramplonería?
La parte final del discurso es una manera personal de percibir la literatura, el avance de la civilización hacia el descubrimiento de la libertad siempre mediante la literatura, vivir esas vidas de las que no se es parte, vivir esa otra vida que no se tiene, un bello enaltecimiento a la literatura, el hombre que ha transcurrido de la barbarie hacia la civilización moderna, siempre con una manera personal de ver las cosas. El mundo ideal de la literatura se vuelve real gracias a nosotros afirma, Vargas Llosa, y termina finalmente con una frase bien elaborada: « Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y escribiendo, la más eficaz manera que hayamos encontrado de aliviar nuestra condición perecedera, de derrotar a la carcoma del tiempo y de convertir en posible lo imposible.».
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