La economía preincaica


No creemos que sea posible entender nuestra realidad, sino nos remontamos a recordar y pensar en lo que fuimos, y la historia que hacemos debió de ser la meditación de ese pasado que ya no nos corresponde. La economía del hoy, es el triste resultado de evolución económica del pasado. Mercados monopolizados y desequilibrados; productos agrícola-ganaderos desvalorizados; comerciantes individuales empeñados en producir riqueza dentro de ese mercado monopolizado; trabajadores estatales en huelga reclamando la suba de sus sueldos, ya que éste baja cada vez que el costo de vida sube, muy a pesar que sigue percibiendo la misma cantidad de dinero; sociedades mercantiles organizadas que declaran la guerra a muerte al campesino, cuando éste trata de competir con aquella, tratando de establecer la altisonante libre competencia dentro de ese mercado sabiamente cerrado a los millones de pobres.


La sólida economía preincaica, se caracterizo por ser una economía estable y accesible a todos sus habitantes, surgía espontáneamente, no había necesidad de crear la competición porque la misma realidad de entonces enervaba todo esfuerzo por crearla. Los hombres preincaicos eran ya sedentarios, vivían en pequeñas tribus asentadas en el fondo de los valles, en las laderas de los andes, en las orillas de los ríos, y trabajaban la tierra con un esfuerzo notable, los productos obtenidos eran celosamente acumulados en beneficio de toda la comarca. El trabajo era colectivo y cotidiano, y no existía el producto individual, cada persona entendía que su deber era ayudar a todos y ser ayudado por todos. Lo más notable de estos hombres preincaicos es el haber entendido prematuramente el beneficio del trabajo en comunidad; ello los llevo a vivir una vida armoniosa y concordante con la naturaleza.


No se sabe con certeza en que momento el hombre peruano dejo ser nómade, debido a que a los pueblos antiguos se les denomina comúnmente cazadores o pescadores, porque esas eran las actividades características de un ser nómade, pero también estos primitivos hombres fueron acérrimos recolectores, debido a que todas sus actividades socioeconómicas circulaban alrededor de ella. Es difícil entender este lapso de nuestra historia si no se estudia con anticipación la poshistoria, debido a que las posteriores culturas del primer horizonte debieron de adoptar ciertas formas de vida de estos primeros asientos. Luego, un poco más tarde viene la época del sedentarismo, en aquí donde se dan los primero intentos de la agricultura, pero sin embargo en esta época no pudo concebirse todavía la ganadería y siguieron con las actividades de caza de animales; la idea de domesticación no era todavía una necesidad. Los hombres sedentarios hicieron pequeños canales que no eran canales como hoy se concibe sino más bien apenas una especie de enormes arañazos de un gigantesco animal enfurecido. ¿Cómo nació la agricultura? No lo sabemos con certeza, pero el hecho es que otra época estaba naciendo; una nueva en que el hombre dejara de ser aquel salvaje siempre en movimiento por busca de comida, para volverse esencialmente un ser socializador. Lo que se halla en esta época es que estos hombres eran por esencia colectivistas, todo el trabajo logrado era social y que pertenecía a todos debido a que todos participaban en su producción.


Cuando aparecen las primeras culturas del primer horizonte, la producción social se generaliza pasando a ser el trabajo una virtud social. Cuando Chavin y Paracas se asomaron a la historia, el hombre estuvo desde ya en la capacidad para asociarse y más aun en la capacidad para darle impulso a todo aquello que le llevara a vivir una vida mas digna; sus casas eran apenas casuchas dispersas, al pie de los cerros, en las pampas, y en los andes se hizo uso de la chaquitaclla 900 a.n.e. y aprendieron a domesticar animales como los camélidos y los cuyes.


Con el transcurrir del tiempo la organización social se iba cimentando lentamente y haciéndose a la vez mas compleja. La economía de estos tiempos estaba basada en el trabajo colectivo, todos trabajaban y si todos trabajaban, entonces el trabajo era indicio de buena salud y felicidad, solo los niños, los viejos y los enfermos no trabajaban la tierra. La tierra era fuente primaria de toda la riqueza de estos pueblos, el trabajo era la fuente capaz de transformar la tierra en riqueza. La tierra pertenecía a todos, cuando se nacía la tierra estaba desde ya disponible a todas las necesidades solo hacia falta trabajarla y hacerla producir, la tierra no podía ser propiedad de nadie debido a que el estado era dueño y el estado representaba a todos.


Ya en esta época antecesora del incanato fueron formándose pequeños ayllus, en forma de comunidades paralela al estado mayor, que era una agrupación de ayllus. La economía de estos ayllus era mas intensa aun cuando debían intercambiar los productos con otros ayllus y de esa manera surge el trueque sistema económico que alentaba el equilibrio para la repartición de productos. La economía no era tal como hoy podemos entenderla, sino mas bien una estructura focalizada en el trueque, en el intercambio de productos esenciales, los cuales eran vitales para la sobrevivencia de estos hombres. El vitalismo por la vida era característico de esta época de la historia, mas aun siempre confinado a vincularse con los suyos, haciendo de la producción una acumulación social; todos tenían acceso a los productos de primera necesidad. El humanismo de estas primeras sociedades organizadas estaba enfocado en el hombre, en su esencia como fuente de la sobrevivencia humana, y todo ello procedía del esfuerzo acumulado en la aportación de su fuerza de trabajo para la acumulación social.


El entendimiento de la naturaleza social de cada habitante de la comarca debía de ser fundamental, porque era a partir de allí que se podía inducir que las formas sociales de aquellos tiempos estaban excluidas del conflicto, no se hace necesario inferir que aquellas sociedades eran ya desde tiempos de antaño de naturaleza mancomunadora, y que toda riqueza lograda pertenecía a todos los hombres que circundaban la comarca.


Toda esta naturaleza socialista de los hombres antecesores al incanato se fue haciendo fecunda para finalmente arraigarse con más fuerza en el Tawantinsuyo।


Escribe: Jesús Mojo López



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