Escribe: Atilio A. Boron
En su magnífico escrito, El Socialismo y el Hombre en Cuba,
el Che sentó las bases de algunos de los más importantes desarrollos
recientes del pensamiento marxista al rescatarlo del asfixiante
“economicismo” de las versiones canónicas de la teoría. Para Guevara el
proyecto socialista era multifacético e integral, y uno de sus
componentes esenciales era la creación del hombre y la mujer nuevos, y
la construcción de una también nueva cultura que contrarrestara los
quinientos años de “des-educación” para el sometimiento y la resignación
padecidos por nuestras sociedades desde el amanecer del capitalismo.
Precisamente para subrayar el carácter integral del proyecto socialista,
irreductible a su sólo componente económico, el Che dejó repetidamente
caer sentencias tales como “el socialismo como fórmula de redistribución
de bienes materiales no me interesa”, o que "el socialismo económico
sin la moral comunista no me interesa.”
En línea con todo lo
anterior, en el texto arriba citado el Che hace una mención a los
intelectuales, que quiero compartir con todos ustedes. Está hablando de
su papel en Cuba, en la Cuba revolucionaria; pero el fondo de su
argumento va más allá y es pertinente para comprender también al papel y
las contradicciones de los intelectuales latinoamericanos en el momento
actual. Sobre todo de los intelectuales en países como Bolivia, Ecuador
y Venezuela, comprometidos con la construcción del socialismo del siglo
veintiuno y de sus homólogos en países que sin proponerse sus gobiernos
esas metas atraviesan -como Argentina, Brasil y Uruguay- por procesos
de cambio cuyos reflejos en el plano internacional los acercan a los
primeros. Por eso es que los invito a reflexionar sobre sus sabias
palabras al cumplirse los cuarenta y seis años de su cobarde asesinato.
“Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios.
Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero
simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generaciones vendrán
libres del pecado original. Las posibilidades de que surjan artistas
excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo
de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en
impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se
pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto,
ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios
que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo.
Es un proceso que requiere tiempo.”
¡Hasta la victoria siempre, Comandante Che Guevara!
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=175256
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