Fuente: http://www.grupoblogperu.com/2011/01/kenyi-fujimori-trabajara-para-liberar.html |
Escribe: Jesús Mojo
López
Pues. ¿Qué puede
esperarse de una sociedad ensoñada y perversa consigo misma? ¿Qué puede
esperarse de una sociedad que olvida su propia historia? ¿Qué puede uno esperar
de una sociedad dominada por las emociones y la inmundicia –hasta el vomito- de los medios de
comunicación? Absolutamente nada. ¿Qué puede producir una sociedad que olvida
los libros, y en donde el referente intelectual es la basura mediática? Nada. Solo aberraciones
y estupideces históricas; propias de algunas páginas de la historia dedicadas a
las más grandes ridiculeces creadas por un conjunto humano.
Indultar a Fujimori
simboliza que los peruanos no leemos ni los diarios que ofrecen información con
un verbo cavernario, o algunos diarios que manejan muy bien lo emotivo
socialmente, ni mucho menos aprendemos nuestra historia con nuestra propia
existencia. La historia misma nos enseña que nos gusta vivir engañados y nos
gusta las crisis, y nos gusta también recibir noticias manipuladas mas no
información en todo el sentido literal. Fujimori y sus medios de comunicación de
entonces nos vendieron lo peor que puede concebirse en la televisión, pero
también nos vendió los diarios «Chicha», que fueron un insulto al considerable
intelecto peruano. Fue desde que se concibió este negocio brutal y amnésico
entre estado y sociedad, que muchos peruanos, sobre todo de las zonas rurales
empobrecidas, empezaron a creer en un Fujimori salvador y trabajador, en un
Fujimori que les llevaba carreteras, puentes, maquinarias, pero sin saber que
toda esta orquesta mediática era el producto de la venta de las empresas
netamente peruanas, y sin saber también que tras toda esa fachada había un
arsenal aun mas asesino que era la enorme corrupción enquistada hasta la ultima
célula fujimorista.
¿Cómo puede concebirse
siquiera la idea de un indulto a Fujimori? Esto no puede ser siquiera el sueño
lejano de una sociedad autosuicida. Ello
solo puede demostrar que nos gusta ser vasallos, esclavos de un régimen, cautivos y
tiranizados por los medios de comunicación, ello solo puede demostrar también que
somos un cuartel sicodélico de ciudadanos en busca de un líder aun mas asesino,
brutal y frígido.
El fujimorismo es solo
muestra de un país descerebrado, un país sin alma y sin dignidad, un país sin
recuerdo, un país al que le gusta ser lastimado. El fujimorismo es el ejemplo de un país sin
honor, que tras ellos hay una nación titereteada a merced de la conciencia.
Hablar de Fujimori es
hablar de un Perú delincuencial, es hablar de una mafia organizada por el SIN,
Fujimori me recuerda a un jefe nacional que organiza todos los atracos a
estudiantes consientes que piensan, un ejemplo es la cantuta. Hablar de
Fujimori es ver videos donde la conciencia no vale nada sino el dinero, hablar
de Fujimori me recuerda que los derechos laborales fueron pisoteados como un
escupitajo, Fujimori también me recuerda a un supuesto demócrata que se dio un
autogolpe para cerrar un congreso hablando a los cuatro vientos que era
demócrata, hablar de un Fujimori es
hablar de un hombre sin moral, saliéndose del país en un avión presidencial
repleta de maletas, cargando pruebas y dinero robado en un régimen brutal,
asesino y corrupto. Pensar que el fujimorismo siga sobreviviente es muestra de
que estamos en un país moralmente destruido y sin futuro, y pensar que el
fujimorismo siga vigente es pensar que estamos condenados a repetir una
historia que no queremos. Hablar de Fujimori es querer un poco menos al país en
que nací.
NOTA: Este escrito es
provisional, escrito en 10 minutos.
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