Nelson Mandela: La voz del espíritu inquebrantable

En junio de 1964; Nelson Mandela el líder político más importante del siglo XX, desembarco en la solitaria isla de Robben Island, rodeada por las aguas del atlántico; condenado a trabajos forzados después de ser condenado a cadena perpetua; aquella isla de dolor y reconciliación para el pueblo Sudafricano, llevaba en ese entonces mas tres siglos de horror, de muerte, de trabajos inhumanos en las canteras de sal. Los dominios de la isla fueron utilizados como leprosorio, manicomio y cárcel para delincuentes comunes. Era una cárcel por demás segura, por que el preso que intentaba escapar lo hacia nadando las frígidas aguas, en donde en su intento de obtener la libertad eran devorados por tiburones o por las corrientes que circundan sus limites. Pero en realidad nunca nadie logro escapar. Cuando se estableció la Unión Sudafricana, el gobierno blanco de ese entonces, dejo de enviar a Robben Island a los locos y leprosos; desde ese entonces se convirtió en una prisión de máxima seguridad para rebeldes políticos.
Años antes de que mandela ingresara a Robben Island, el gobierno blanco que se alzo con la victoria electoral en 1948 a través del partido nacional de Hendrik Verwoerd, y que en ese mismo año impuso el régimen del apartheid, e donde los negros no tenían derechos, no podían tener propiedades, no podían votar, y lo peor de todo, no se podían juntar con los blancos; tenia mezclado a presos comunes y políticos, a fin de que aquellos atormentaran a estos últimos. Esa política cesó cuando las autoridades carcelarias advirtieron que la cohabitación entre políticos y hombres comunes permitía el adoctrinamiento de muchos ladrones, asesinos o vagos; que, de pronto pasaban a secundar a una de las dos principales fuerzas de resistencia: el congreso nacional africano (ANC) y el congreso Panafricano (PAC). El apartheid decía además que los blancos y los negros tenían hospitales separados, escuelas separadas, educación diferente, y hasta parques y transportes diferentes.
Cuando Mandela llegó a Robben Island; los dirigentes considerados de alta peligrosidad, como era su caso, iban a la llamada Sección B, donde la vigilancia era más estricta y a los múltiples padecimientos se añadía el de vivir casi en permanente soledad. Su celda, la número cinco, que ocupó durante los dieciocho años que estuvo en la isla (de los veintisiete que pasó en prisión) tiene dos metros por dos metros treinta, y tres de altura: la celda parece un nicho para animales y mucho menos que eso, el cubil de una fiera, antes que un aposento humano. Las gruesas paredes de cemento aseguran que sea un horno en verano y una heladera en invierno. Por la única ventanita enrejada se divisa un patio cercado por una muralla en la que, en los tiempos de Mandela, se paseaban guardias armados. Éstos eran todos blancos y, la inmensa mayoría, afrikaans, así como los penados de Robben Island eran todos negros. Los presos de raza blanca tenían cárceles separadas, y lo mismo los mestizos de origen indio o asiático, llamados Coloured por el sistema. Ahí paso una buena parte de su vida, encerrado injustamente por defender el derecho de los negros, mientras el mundo entero protestaba por su libertad; pero las prisión en vez de quebrantar sus ideas políticas, las maduro de una forma imprescindible.
El apartheid era algo mucho más profundo que una simple segregación racial. Dictaminaba una compleja escala en el grado de humanidad de las personas, en la que, a la raza blanca era la superior sobre otras razas, y el negro el mínimo, y los híbridos eran de coeficiente humano según los porcentajes de blancura que detentara el individuo en cuestión. Hoy nadie duda de que el apartheid, fue un acto inhumano que no solo humilla al hombre de color, sino a todos los hombres, por su forma ignominiosa de clasificar al hombre de acuerdo al grado de blancura de su piel.
El sistema carcelario sudafricano aplicado en Robben Island, aplicaba rigurosamente en 1964 la filosofía sanguinaria que Hendrik Verwoerd, un político intelectual de ese entonces; había defendido en su cátedra de sociología de la Universidad de Stellenbesh, antes de que en 1948, la mayoría del electorado blanco de Sudáfrica la hiciera suya. Este pensamiento trastornado por una especie de locura humana, determinaba un régimen diferente de alimento, vestido, trabajo bajo ardiente sol Africano y hasta castigos para el penado según la coloración de su piel. Así, en tanto que el mulato o el hindú tenían derecho a la Dieta D, que incluía pan, vegetales y café. Los negros, eran merecedores de la Dieta F que era de lo peor que un ser humano pueda recibir para saciar el hambre que siente, los negros estaban privados de esos tres ingredientes y debían sustentarse sólo con potajes de maíz. Un coloured recibía dos onzas y media de azúcar por día y un negro apenas dos. Los mestizos dormían sobre un colchón y los africanos en esteras de paja; aquéllos se abrigaban con tres frazadas; y éstos últimos con dos solamente.

Nelson Mandela, el hombre que lucho por una causa unánime, sin dejarse llevar nunca por el infortunio o por el pesimismo que cualquier hombre hubiera sentido al ser sometido a tan brutal régimen carcelario; aceptó sin protestar estas diferencias en lo que concernía a la alimentación y la cama, pero hubo algo de extraordinario en este hombre de un gran optimismo y un pensamiento inquebrantable; hizo saber a las autoridades carcelarias que no se pondría jamás los calzones cortos que el régimen prescribía para los presos de raza negra, el era de piel negra y estaba en la obligación de ponérselos; los calzones cortos eran el uniforme de los domésticos de piel negra en las casa de los blancos; esta disposición era claramente con el propósito de humillar la humanidad del hombre de color.
Para Nelson mandela, de nada valieron las amenazas, los ensañamientos, el aislamiento total y otros castigos feroces e inhumanos, como el cuadrado que consistía en permanecer inmóvil por muchas horas del día, encerrado dentro de un pequeño rectángulo, hasta perder el sentido. El cuadrado fue el castigo que mas suicidas provoco el desalmado régimen carcelario. Al final Nelson Mandela, logro un primer triunfo dentro de la prisión, gracias a su decidido emprendimiento de luchar por conquistar no solamente la libertad del hombre negro, sino la de luchar por la libertad de todos los hombres que no estamos exentos de muchos infortunios como el apartheid. Los presos políticos de Robben Island recibieron pantalones largos que hasta entonces eran exclusivamente utilizados por los blancos y los mestizos.
La jornada carcelaria comenzaba a las cinco y media de la mañana, el carcelado tenía derecho a salir de su celda por unos breves minutos solamente a vaciar el balde de excrementos acumulados y a asearse en un lavador común, la conversación entre presos estaba estrictamente prohibida; pero el ser humano no aguanta la soledad de tantos días y tantos años; en aquellos momentos eran posibles a veces rápidos diálogos, o por lo menos una comunicación silenciosa, corporal o visual, que levantaba el animo. El preso tenía tres potajes al día, una en la mañana, otra al medio día, y la ultima a las cuatros de la tarde; después del último potaje eran encerrados en sus respectivas celdas hasta el día siguiente.
Los presos políticos como Mandela, tenia el derecho a recibir una visita de media hora cada seis meses. La visita se llevaba a cabo en una habitación en que el prisionero y el visitante conversaban a través de la claridad de un vidrio, con pequeños orificios; esto en presencia sigilosa de dos guardas armados plenamente, que tenían la obligación de irrumpir la conversación siempre que se desviara de temas familiares y se topara con temas de actualidad o asuntos políticos. Pero también podían escribir y recibir dos veces al año una carta que antes de ser enviada o recibida pasaba por una inflexible censura que suprimía todas las frases sospechosas, capaces de esconder algún indeseable mensaje político. Pero este automatismo enloquecedor, orientada a destruir con la humanidad del penado, a destruir sus sentimientos, a embrutecerlo, a dejarlo privado de la razón, y hasta privarlo de los reflejos vitales; no consiguió en el caso insólito de Nelson Mandela; que por el contrario según testimonios de sus amigos de la ANC y los adversarios de PAC, que compartieron con él los años de prisión en el Robben Island; afirman que Mandela a los nueve años en prisión, cuando este se atenuó a regimenes mas flexibles; pudo finalmente estudiar leyes en la universidad de Londres, que además de eso pudo cultivar un pequeño jardín y alternar con los otros presos políticos en las horas de trabajo en las canteras vecinas. Mandela se volvió un hombre mas sereno y profundo dentro de la prisión, que antes de estar en ella; adquirió una lucidez y sabiduría política que fueron definitivos para que su autoridad se impusiera primero sobre sus compañeros de Robben Island, luego sobre el congreso nacional, y finalmente sobre todo un país Sudafricano. Nelson Mandela, en esos años de espanto y dolor, en vez de impregnarse de odio y rencor, llego al convencimiento de que la única manera de resolver el problema era a través de una negociación pacifica con el gobierno blanco que creo el apartheid; a través de una estrategia persuasiva a que cese finalmente el sistema discriminatorio contra ese 12% de población negra por parte del 88% restante. El soñó con la armonía y la cooperación entre sudafricanos y las diversas razas y culturas de ese pueblo, lo cual finalmente logro hacerla realidad después de una ardua lucha desde el mismo centro de la prisión.
Si alguna vez en la vida, tenemos la oportunidad de visitar Sudáfrica y especialmente la ciudad Del Cabo, no nos contentemos en recorrer sus espectaculares playas, o viendo curiosos pingüinos que habitan en sus orillas, o espectando sus esplendorosas sabanas colmadas de animales salvajes; sino visitemos esa isla que apenas sobresale de las aguas del atlántico, hoy convertida en museo para que todo el mundo pueda conocer la historia que tiene Robben Island, la isla en la que un hombre histórico lucho veinte años de su vida, inagotablemente, solo por conseguir abolir un régimen brutal y asesino, que fue impuesta por un gobierno racista en contra de los hombres que solo querían la libertad dentro de su propio país; Robben Island es la isla solitaria sobrevolada por aves marinas, en donde un hombre sufrió prisión por conseguir la libertad। Nelson mandela recibió el premio Nóbel de la paz en 1993 en homenaje a su esfuerzo. Mandela es el símbolo del esfuerzo por conseguir un ideal, Mandela nos demostró que si se podemos lograr un mundo en el que el racismo sea solo una utópica posibilidad. Mandela es sin duda el símbolo de la lucha contra la discriminación racial.
Escribe: Jesús Henrry Mojo López

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